Existen dos tipos de cromosomas: autosomas que contienen genes que determinan las características somáticas, y cromosomas sexuales, que definen los caracteres sexuales primarios y secundarios. Las mujeres son homogaméticas pues producen sólo óvulos con el cromosoma X. Los varones son heterogaméticos, ya que producen dos tipos de espermatozoides: unos con el cromosoma X y otros con el cromosoma Y. Sin embargo, en la mujer ocurre la inactivación de uno de los cromosomas X (que resulta en la formación del corpúsculo de Barr o cromatina X observado en los núcleos interfásicos), proceso que mantiene el equilibrio génico en ambos sexos al igualar el contenido de ADN cromosómico activo.
La determinación del sexo ocurre en la fecundación y depende de los gametos. Al ser aleatoria, un óvulo puede ser fecundado por cualquiera de los dos tipos de espermatozoides que se han producido, por lo que en el 50% de los casos se formarán mujeres y en el otro 50% se formarán hombres.
En el humano, cuya dotación cromosómica es de 46, cada célula somática contiene 22 pares de autosomas más un par XX si se trata de una mujer y 22 pares de autosomas y un par XY si se trata de un varón.
La determinación del sexo ocurre en la fecundación y depende de los gametos. Al ser aleatoria, un óvulo puede ser fecundado por cualquiera de los dos tipos de espermatozoides que se han producido, por lo que en el 50% de los casos se formarán mujeres y en el otro 50% se formarán hombres.
En el humano, cuya dotación cromosómica es de 46, cada célula somática contiene 22 pares de autosomas más un par XX si se trata de una mujer y 22 pares de autosomas y un par XY si se trata de un varón.